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Para Flectere
Sus pupilas eran la voz desvanecerse. Y por eso quería verlo todo. Antes. Habría preferido, supongo, la luz completa: su ínsula de piedras solares donde nunca el crepúsculo cuando fuimos su cayado.
Absurda quise adivinar su procedencia. La imaginé marina o selvática, boscosa o esteparia, pero lo cierto es que en su cuerpo despuntaban todos los paisajes.
Vi crecer en su almohada musgo. Lirios y magnolias. Un jardín de signos. Sueños vivos que manaban de su piel mientras dormía.
La presentí imantada. La pensé árbol, sustancia, escalera. La creí todos los conjuros. Todos los vocablos de un dios níveo que quiso convertirla en algo tan parecido a una mujer.
Y lo era.
Sus pupilas eran la voz desvanecerse. Y por eso quería verlo todo. Antes. Habría preferido, supongo, la luz completa: su ínsula de piedras solares donde nunca el crepúsculo cuando fuimos su cayado.
Absurda quise adivinar su procedencia. La imaginé marina o selvática, boscosa o esteparia, pero lo cierto es que en su cuerpo despuntaban todos los paisajes.
Vi crecer en su almohada musgo. Lirios y magnolias. Un jardín de signos. Sueños vivos que manaban de su piel mientras dormía.
La presentí imantada. La pensé árbol, sustancia, escalera. La creí todos los conjuros. Todos los vocablos de un dios níveo que quiso convertirla en algo tan parecido a una mujer.
Y lo era.
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