Por nada
Ella no pudo decir nada. Casi todas las historias terminan así. Después de varias horas de discusión, días, noches enteras, uno de los dos encuentra la última palabra. Luego el silencio. El silencio que anuda los corazones con la maestría de quien termina de lazar el inmenso moño de un regalo perfecto.
Las últimas palabras siempre se intuyen. Aunque claro, en el momento uno no puede decir con certeza que ésta (adiós, adiós amor) o aquélla (cuídate, ¡te deseo lo peor!) será la última de entre las posibles últimas palabras. Bien visto, siempre cabe la posibilidad de que el otro, el de la última palabra, estornude sin razón, y entonces la última palabra será una de las menos populares en el ranking de últimas palabras posibles: gracias.
mirror bed frame
3 years ago