Debacle

I'm nobody!
Who are you?
Are you nobody too?
Emily Dickinson

Camino de la mano de alguien. Es una mano que le resulta extraña a la mía; de esa mano, mi mano no guarda ningún recuerdo. No importa: la tomo y procuro no soltarla aunque la desconozco. Cada vez intuyo que será la última, que mañana -cuando despierte después de haber pasado la noche en una cama que no, tampoco es mía- seré una.
Apago la luz y pienso que mañana seré alguien; mejor si resulta que me he convertido en ella a quien le pertenece un cubículo en una oficina, mejor si en la que un hombre del que ningún recuerdo espera en el andén, en la futura, la que tacha y corrige voces ajenas, la que se corrige y cree, la que tiene fe y no mira atrás -ni a los lados.  Me digo que no soy la incapaz de habitar su huella, la que se anula y prefiere largamente observar, que no es mi vitalidad la de un cofre en donde cabe todo lo moribundo, que no soy el cactus viejo, ni la que atesora estampillas, las conchas, los esqueletos.  Intento convencerme de que no soy una coleccionista de hambres, una que sofoca las ganas de huir y más aún conoce todas las puertas y los huecos y las orillas, una que esconde bajo el colchón las ansias de soltarlo todo y, atinaron, largarse. Imagino que mañana podré dejar de asir esa mano que me ancla y seguir andando por esta línea recta, sin trastabillar. Un día no puedo más. 


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