De cuando fui Katie Ka-Boom

como una disculpa a mis pobres ex alumnos, quienes me regalaron el apodo sin tener culpa alguna...




Hoy por la mañana lo hice consciente: hace tanto que no me enojo. Hace meses que no siento esa furia desmedida que me llevaba a pensar en -nadie lo va a creer: golpear, romper, correr, estrellar, maltratar, aventar, jalar, morder, engañar, tirar, maldecir, huir, hender, matar, encajar, escupir, dañar, patear, herir, empujar, pellizcar, lastimar, gritar, boicotear, mentir, con todas sus variantes.
(a) Aventar desde las escaleras, desde el balcón, desde la cama, desde el puente, desde la banqueta, desde la puerta del taxi.
b) Golpear en la cabeza, en la ingle, en la espinilla, en el estómago, en el entrecejo, en la columna vertebral, en la boca.
c) Romper los platos, las cortinas, los dientes, los vidrios, la ropa, los dedos, el cuello, las promesas.
d) Hender con un cuchillo, con una navaja, con un desarmador, con un picahielos, con la aguja de tejer, con los vidrios ya rotos, con el destapacaños, con un tenedor, con el abrecartas.
e) Huir a la casa del vecino, con un amante, con el gato, con mi padre, con mi mejor amiga, al mar, por una alcantarilla, por todos los laberintos.
f) Matar con veneno, a escobazos, por la espalda, a traición, con CO2, con una pistola, con una soga, con mi bufanda, con la almohada.
Y así sucesivamente...)
De verdad, hoy que lo pensé me pareció tan extraño imaginarme así, casi como si nunca lo hubiera sentido. Como si nunca hubiera pasado por mi estómago esa sensación de ardor que calienta todo el cuerpo, que lo vuelve una masa convulsa: el llanto instantáneo, el grito en la lengua, la palabra justa para ganar; por sobre todo ganar, aplastar. El suelo el objetivo. La frente del otro sobre el concreto. Desarmado. Entonces la fuerza reventando en todas las orillas, pies y uñas dispuestos a atacar, la torpeza ante la incredulidad de lo que provoca la furia. Ese no saber cuál de los planes va primero, qué variante tiene sentido, cuál de las venganzas es la justa medida.
Lo recuerdo y es simplemente aberrante. Monstruoso. Sin embargo, al mismo tiempo me reconforta esta certeza: somos capaces de curarnos tan fácilmente. El enojo, ese enojo que fue mi pan diario es ahora una sombra, como un recuerdo de otro, como una película, como una fotografía vieja de cualquier desconocido, como nada más palabras.

3 comentarios:

Celestino Lugo said...

Qué bien que estábamos lejos (aún lo estamos). Algo parecido me sucedía y de habernos topado hubiéramos iniciado la tercera (dicen que la última) guerra mundial, tal vez de magnitudes interplanetarias.
Ahora, pasada la turbulencia, te mando besos y abrazos de fin de año. Ojalá el universo conspiré a nuestro favor el siguiente y elimine algunas distancias.

Celestino Lugo said...

... disculpa la errata.

Elizabeth said...

Todo siempre resulta para bien. Seguro que hubiéramos iniciado algo, la tercera (dicen que la última) guerra mundial o algo muy parecido, tal vez de magnitudes.
Yo confío. Un abrazo y todo el perdón por las erratas, literales y metafóricas.