Crónica de una noche no pedida pero tampoco perdida

Entre que Piano Magic, David Bowie y yo que Tom Waits o Coltrane o mejor una y otra vez Green is the colour y más Pink Floyd. Entre que C es una persona susceptible y A piensa que esto es algo más que el maestro que le dice a la alumna "Cúbrase ahí porque me desconcentra". Entre que una cerveza y después otra y más allá el Antillano, menos pretencioso, aunque la familia de él, de C, es demasiado City Market. Según entiendo, se trata de demostrar, de probar un punto: que un clavo no saca otro clavo. El problema es que él, A, o "uno" tiende a volver ninfa a alguien en particular. Chuchita Pérez Rodríguez, musa, ni madres. Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre, según A, se leían mientras se masturbaban entre sí. Musa Urania, Melpomene, la de la historia, la de la guerra... Pero el problema es que resulta que tu musa, Chuchita Pérez Rodríguez, está contigo mientras piensa en otro güey; la autofelación intelectual, esos pares de autofelación intelectual son tan pocos, es el punto, es el punto según A. Y de pronto resulta que yo soy un mal ejemplo para el caso porque yo soy el cambio, la crisálida, la que con la cabeza pensando en lavar los trastes y soltar amarras cada mes, buscar bibliografía, terminar el artículo y cotizar seguros contra muerte accidental aunque también debo consolar a unos cuantos, viajar a casa, llamar por teléfono y disfrutar mi tiempo libre. Lo extraño, según A, lo extraño es que me estresa el hecho en sí, el proceso. Llego, los miro y me avisan que soy Nidia "la del universo paralelo". Yo los miro y pienso que quizá sí, que me he convertido en una coleccionista, una que levanta lo que resta para después zurcir. Así les hablo con todo el cuerpo, todos los secretos develo mientras el tema no es que ella diga que C es un pendejo, porque si lo dijera al menos él lo sabría, pero en todas partes el tema es la que soy, acá, donde no digo nada con la lengua pero con los ojos cuento que detrás de cada huida, justo atrás, estoy yo.

2 comentarios:

Mariela Alatriste said...

Ya no te malviajes tanto con Pinky Floyd.

Elizabeth said...

Si no era yo la malviajada, sino los compañeros de tertulia. Yo hacia anotaciones mientras ellos continuaban en el topus uranus.