Un año

En algún lugar, no sabía dónde ni sabía a quién, debo decir que todavía lo extraño. Extraño su voz, que quizá un día olvide, extraño su risa -y olvidarla me da pavor- extraño el tintinear de sus llaves por el pasillo, extraño el sonido de sus pies contra los peldaños, extraño su olor, su abrazo el cumpleaños de mi hijo mayor, y hace dos meses en mi primera arruga. Tenía que decir que  lo extraño los domingos y los días feriados, los desfiles, los nuevos restaurantes, las notas del diario y la moda otoño 2010. Por algún lado tenía que salir que lo extraño compartir el pan y el día de mi boda la piel tibia, su mano, su mejilla. Lo extraño ver. Escuchar. Tocar. Oler.

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